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Refuncionalización de lo sacro

Este tipo de resignificación lo llamamos “refuncionalización”, como su nombre dice, es darle una nueva función a un objeto, “La refuncionalización implica un rol de cambio, de nueva función, de necesidades actuales, de potencialidades futuras versus las tareas de conservación o restauración, tendientes a mantener o retornar el estado pasado de una obra”-Mostarda J. La refuncionalización en el patrimonio edilicio: un enfoque histórico. Anales LINTA. 2007;4(1):45-53. Esta resignificación alude al caso de las iglesias, en específico la capilla Chigi.

Las iglesias en la época barroca romana simbolizaban un poder dual, tanto político como religioso, y desempeñaron un papel crucial durante la Contrarreforma. La restauración y resignificación de obras arquitectónicas tenían como objetivo cautivar y atraer a los fieles en un momento de intensa revolución religiosa. Estas construcciones se convirtieron en poderosos símbolos visuales del dominio eclesiástico, y su exuberante arquitectura y ornamentación buscaban inspirar devoción y asombro.

El Vaticano, a través de la búsqueda de poder, se convierte en la corte romana, siendo una imagen casi perfecta del resto de las cortes europeas, con la transformación casi teatral de las calles romanas, la aparición de fachadas, ensanchamiento de calles y construcciones de palacios. El Papa es príncipe, con su corte a su servicio y la ciudad a sus pies. Pero de una manera tentativa, casi sin fundamentos reales, con miedo. La corte vaticana se muestra fuerte y segura, cuando en realidad está parada sobre una cuerda floja: un paso mal dado y cae.  Esta teatrización, esta máscara, hace que eventualmente se consolide este poder eclesiástico, y continue siendo una de las congregaciones más importantes hasta el día de hoy.

Si bien se generan los cambios mencionados en relación a los obeliscos, tomando un elemento tradicional egipcio al servicio de exaltar la Iglesia, las acciones sobre las obras arquitectónicas no queda solamente en el resignificar algo pagano en algo sacro. Se toman iglesias construidas en el período renacentista y manierista, y hasta iglesias anteriores, y se las decora con elementos barrocos, con un mensaje bastante claro: la Iglesia anterior es la base para una nueva Iglesia, más bella y más imponente que antes. Un claro ejemplo es la Basílica de San Pedro, a la cual se le construye una nueva fachada en 1614 por el arquitecto Carlo Maderno. Siendo la iglesia principal del Vaticano, el hecho de que se le haya construido una nueva fachada Barroca no es menor, y vuelve a la idea de teatro, de ese "estilo de vida palaciega" (Mumford, 2014, 631). La iglesia se transforma en palacio, la Iglesia en corte y el Papa en príncipe.

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