top of page

De lo pagano a lo sacro

“De lo pagano a lo sacro” representa el primer tipo de resignificación que alude a una obra que haya tenido un cierto origen y sentido, que luego se haya desplazado y modificado de manera material, y de esa forma también cambiado el sentido de esta, como es el caso del Obelisco en la Plaza San Pedro. La obra existe pero se le cambia el sentido. El obelisco es un caso que entra dentro de esta caracterización ya que pasa de ser un objeto pagano, “Que no es cristiano ni de ninguna de las otras grandes religiones monoteístas. Especialmente referido a los antiguos griegos y romanos.”(definición según la R.A.E),   a un objeto sacro, sagrado.

Los obeliscos eran símbolos de poder y grandeza del antiguo Egipto y una afirmación del poder imperial Romano.  Durante este período, la forma alargada y vertical de los obeliscos lograba esa esteticidad para enriquecer los espacios urbanos cuyo carácter es fiel a la monumentalidad del estilo barroco, su teatralidad y dinamismo. Hay ocho obeliscos egipcios originales, sobre los cuales se hicieron reformas (tanto drásticas como cambiar los grabados de los basamentos, como más sutiles como el posicionamiento en medio de plazas concurridas).

La iglesia Católica tuvo un papel muy importante en estas reformas, debido a que los obeliscos fueron purificados y transformados en elementos sagrados con la idea de la propagación del mensaje cristiano en la ciudad. Por eso los obeliscos pasaron de ser símbolos de la grandeza del Imperio Romano y su eficiente conquista, a ser símbolos de poder de los papas y de la Iglesia Católica. Parte de esta resignificación constó en reubicarlos en lugares estratégicos para cumplir funciones prácticas concretas, no tanto simbólicas. 

Los obeliscos originales de Egipto, llevados a Roma a través del tiempo

Sixto V, consciente de los problemas urbanísticos de Roma, pensó en la utilización de obeliscos, situándolos en puntos donde debería urbanizarse, junto a las plazas más importantes y en los finales de las avenidas para guiar a los peregrinos en su camino, obligándo a sus sucesores a seguir llevando a efecto su programa, pero sin capacidad de expansión fuera de los límites establecidos. Estas transformaciones dialogan con el punto de vista de Sixto V sobre los monumentos antiguos, que era muy diferente del pensamiento de los hombres del Renacimiento. Para él, el mundo pagano había sido vencido por el cristianismo y las resignificaciones de los obeliscos solamente reforzaban esta idea.

En las imagenes inferiores se muestran los obeliscos Egipcios originales mencionados anteriormente. Se ven similitudes, pero al mismo tiempo diferencias: desde los grabados en los caras, las alturas, los adornos sobre el piramidón, las formas de los basamentos (ejemplificado en las cuatro imágenes debajo).

También se ven las modificaciones Cristianas de estas mismas obras, con las cruces católicas en vez de la decoración egipcia original, las incripciones bíblicas en los basamentos. Pero se mantienen ciertos elementos originales, como los grabados en las caras y las decoraciones (como es el elefante en el Obelisco Minerva).

Los obeliscos eran colocados en plazas y frente a edificios importantes para crear orden y jerarquía en el paisaje urbano. Por ejemplo, el obelisco en la Plaza de San Pedro es un punto focal que se ve desde diferentes puntos de la ciudad, generando unidad. También se utilizaban para conectar visualmente diferentes áreas, como el obelisco en la Piazza Navona, que crea perspectiva y une la plaza con el resto de la ciudad.

Los ocho obeliscos originales Egipcios ubicados en el plan Sixto V

Al Obelisco Minerveo se le agregaron estatuas representando los 4 puntos cardinales.

Al Obelisco Flaminio se le agregaron estatuas representando los 4 vientos, norte, este, oeste y sur.

Al Obelisco Dogali se le agregó estatuas que representan las 3 batallas ganadas por el imperio por sobre Ethiopia.

Al Obelisco en la Piazza della Rotonda se le agregaron estatuas que representan las 4 estaciones.

bottom of page