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Obelisco del Vaticano

El obelisco que hoy en día se puede ver en el centro de la plaza de San Pedro, en el coraón del Vaticano, aparece en Roma en el año 37 d.c. El emperador Calígula manda a adornar lo que se conoce como el Circo de Nerón, en las colinas vaticanas, con un gran obelisco de origen egipcio, para que funcione como propaganda de la grandeza de su imperio. Hasta 1586, se mantuvo en el mismo lugar, sobreviviendo la caída del Imperio Romano.

En 1586, Sixto V manda a mover ese obelisco. Domenico Fontana, encargado del movimiento y de múltiples obras barrocas del plan de este Papa, logra mover casi 2km a este monumento de 25,5m de alto y de 300 toneladas. Esta intervención tardó un año y necesitó la mano de obra de 900 hombres, casi 100 caballos y una tecnología de poleas, pero fue terminada y hoy en día se encuentra intacto en la Plaza del Vaticano. 

 

Este movimiento no es inocente ni caprichoso: Sixto V buscaba resignificar uno de los obeliscos más famosos, que simbolizaba el poder del Imperio Romano en un monumento Católico, que simbolizaría la fuerza de la Iglesia. El movimiento es parte de darle más poder a la Iglesia, ya que ver a un obelisco de 25 metros de largo ser movido por 900 hombres y 100 caballos es una imagen impactante para cualquier persona, creyente o no. Refuerza la imagen de la Iglesia Católica como un poder imparable, que puede mover hasta un edificio entero.

El obelisco fue sometido a una ceremonia de purificación por toda vez que había servido al culto pagano de los emperadores para estar al servicio de Cristo. Se puso una cruz que reemplazó a la esfera de bronce, que se creía que conservaba las cenizas de Julio Cesar, para reforzaar la idea de lo que estaba 'bien' era ser católico, sin importar si eras romano o no; los emperadores no importan, lo único que es importante resaltar es Cristo y su Iglesia.

 

Sobre el lado que daba a San Pedro, Sixto V ordenó insertar una inscripción en la que se decía que lo había arrebatado a los emperadores y otra que resumía el triunfo del cristianismo sobre el paganismo, reinterpretando el obelisco como el símbolo de la eternidad de la Iglesia. En el basamento se puede ver una inscripción bíblica, sobre un exorcismo (​“Ecce crux Domini. Fugite partes adversae. Vicit Leo de tribu Juda”) y así, poco a poco, todo el obelisco fue convertido y resignificado al catolicismo. 

Incripción de una de las caras del basamento del obelisco, aclamando el poder de Cristo (Cristo vence, reina)

Cruz sobre el piramidón del obelisco del Vaticano

Posición del obelisco en el centro de la plaza del Vaticano 

transformaciones del obelisco de la Plaza del Vaticano, mencionadas en el texto,

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